La teoría del cerebro triuno de MacLean propone que la especie humana a lo largo de la evolución, ha ido cambiando en cuanto a su morfología cerebral, pero en lugar de verlo como un proceso de cambio global y unificado, lo describe como un proceso en el cual surgieron nuevas e independientes estructuras del cerebro que operan cada una con sus propias características individuales.
Según MacLean, en su libro The Triune Brain in Evolution, nuestro cerebro actual es la sumatoria de un proceso de superposición de capas, las cuales fueron apareciendo consecuentemente con el pasar de los milenios y se acomodaron una sobre la otra, pero sin que las anteriores dejasen de existir.
Así, la teoría del cerebro triuno de MacLean afirma que cada una de dichas estructuras posee una lógica de funcionamiento individual propia, y muy distinta a la de las otras capas, teniendo en cuenta que las capas superiores son las más evolucionadas.
El cerebro triúnico es un modelo para el cerebro y el comportamiento humano de los vertebrados, propuesto por Paul MacLean en la década de los 60 para explicar la función de los rastros de evolución existentes especialmente en la estructura del cerebro humano.
1. El cerebro reptiliano o primitivo
Esta vendría siendo la primera de las tres capas que existen en nuestro cerebro, y representa los instintos más básicos de la especie humana; hambre, reproducción sexual, sueño, instinto de supervivencia y lucha.
Este cerebro estaría compuesto por las primeras estructuras en aparecer, las cuales son los ganglios basales, el tronco encefálico y el cerebelo. Todas estas estructuras están ubicadas en la parte inferior de nuestro encéfalo.
Los adeptos a esta teoría afirman que el cerebro reptiliano contiene una gran cantidad de información en su memoria individual; esta información estaría conformada por ritos ancestrales y creencias esotéricas sin ningún tipo de fundamentación científica.
2. El sistema límbico o mamífero (emocional)
Esta segunda estructura, o segundo cerebro, según la teoría, sería la encargada de todas las sensaciones que experimentamos cuando realizamos alguna actividad. Por ejemplo, cuando comemos algo que nos gusta mucho, cuando tenemos sexo con una persona que nos gusta, o cuando nos deleitamos con un paisaje hermoso.
Estas emociones están a cargo del sistema límbico, que supuestamente según la teoría del cerebro triuno viene siendo la siguiente estructura del sistema nervioso en evolucionar después de la aparición del cerebro reptiliano.
Esta capa está compuesta por la amígdala cerebral, el septo, el hipotálamo, la corteza del cíngulo, y el hipocampo.
3. La neocorteza o neocórtex (corteza prefrontal predictiva)
Esta capa es la más reciente en cuanto a evolución humana se refiere, también se la conoce como el cerebro moderno. Es exclusiva de los mamíferos.
La neocorteza se encarga de todo lo referente al pensamiento abstracto, el pensamiento lógico y racional, aparte de los procesos comunicativos complejos que empleamos para comunicarnos en la sociedad moderna.
Está compuesta por la corteza cerebral, la cual está formada de sustancia gris, donde hay un gran número de neuronas que están en constante proceso de conexión unas con otras.
El neocórtex termina de madurar finalmente a la edad de 25 años, aproximadamente con el desarrollo de la conciencia moral.
Aunque hay neurocientíficos que cuestionan este modelo, desde la mirada educativa nos permite tomar una visión práctica de las diversas funcionalidades de nuestro cerebro.
NUESTRO CEREBRO CAMBIA CONSTANTEMENTE A LO LARGO DE LA VIDA: Estos cambios en los primeros años de vida son abismales ya que es la mayor etapa de aprendizaje, recordando que cada uno/a tenemos un ritmo de adaptación y de desarrollo. Paciencia, tranquilidad y estimulación son premisas muy importantes. Dejemos a nuestros alumnos y alumnas salir de sus automatismos dejándoles tiempo para que tomen sus propias decisiones. Cualquier cosa que les provoque miedo (un compañero que se mete con ellos, un profesor demasiado exigente, etc.) bloque el aprendizaje y activa el cerebro reptiliano y límbico.
El aula debe ser un entorno de seguridad emocional y física para crear una atmósfera de confianza que les permita un buen aprendizaje. Para ello, podemos personalizar el aula, estar pendientes de la temperatura que hace en él, activar el cuerpo después de mucho rato de reposo, utilizar música, juegos o utilizar el humor.
cerebro triuno.
EL CEREBRO APRENDE DE MANERA INTEGRAL: el cerebro triuno trabaja como si fuera uno. Las experiencias vivenciales aportan un aprendizaje mucho mayor que lo simplemente cognitivo. Por ello el juego se convierte en algo fundamental en el desarrollo de los niños y las niñas. Aprovechemos cualquier momento que podamos para ofrecerles un colección de actividades que incluyan lógica, palabras, números, colores, movimientos, sonidos e imágenes. Cuantos más canales utilicemos más aprenderán.
LA ATENCIÓN ES ALGO QUE HAY QUE CONQUISTAR: muy relacionada con el cerebro más básico, la atención no para y está en constante alerta. Para que sea de calidad necesita descansos, se recomiendan bloques de 20 minutos precedidos de un descanso o cambio de atención.
LAS EMOCIONES SÍ IMPORTAN: El aprendizaje y la emoción está íntimamente ligado. Un enseñanza fundamental, es el de esperar a que la emoción que nos está perturbando baje de intensidad. Ayudar a nuestros/as alumnos/as a poner palabras a sus emociones, sentimientos, vivencias, les ayuda a bajar esa intensidad de la emoción y, además, favorecemos las conexiones del sistema límbico con el neocórtex.
NUESTRO CEREBRO SE DESARROLLA EN RELACIÓN CON LOS DEMÁS: somos seres sociales por lo que las interrelaciones con nuestro entorno son vitales para un buen desarrollo. En ese sentido los trabajos cooperativos y en equipo favorecen el aprendizaje dentro del aula, además te preparan mejor por la vida adulta.
Investiguemos, probemos, ensayemos, juguemos…. un alumno o alumna en un momento de enfado con sus compañeros/as ¿Qué parte del cerebro está actuando dominantemente? ¿Y cuando está jugando de manera simbólica? ¿Y cuándo se relaciona con adultos? ¿Y cuándo tiene sueño o hambre? Entender el cerebro es entendernos mejor. ¿Y si lo investigásemos también con nosotros o nosotras mismos?
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