Cerca del 70% de lo que se sabe acerca del funcionamiento del cerebro se ha descubierto en los últimos 20 años. El problema está en que los científicos no han sido capaces de traspasar esa información a los docentes y a quienes diseñan las políticas educativas, asegura el doctor Sergio Mora, investigador y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
El doctor Sergio Mora señala que "aprender es hacer nuevas conexiones y recordar nos permite mantener esas conexiones vivas". En consecuencia, nuestro cerebro crece y se desarrolla gracias al aprendizaje continuo que genera no solo mayor cantidad de sinapsis sino que permite que sobreviva una mayor cantidad de las nuevas neuronas que nacen diariamente en nuestro cerebro durante toda la vida.
Añade "si los estudiantes perciben que lo que tratamos de enseñar guarda relación con sus intereses, con sus emociones, con lo que ellos aman o lo que ya saben, se producirá el cambio en las conexiones neuronales, y finalmente, aprenderán". Los profesores "deberían reflexionar acerca de si las practicas docentes están de acuerdo con el funcionamiento del cerebro y con la amplia diversidad de estilos de aprendizaje, tipos de inteligencia o talentos de los estudiantes. No basta con conocer el cerebro, es mucho más que eso".
El proceso de aprendizaje del cerebro humano es más evidente en períodos cruciales del desarrollo del niño, alrededor de los tres años y en la pubertad. El aprendizaje, especialmente aquel que va acompañado de placer, ha demostrado que actúa como un tónico o como un antioxidante, porque permite la liberación de una serie de factores neurotróficos, además retardan el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
¿Cuál es el rol de los profesores?
El trabajo debe ir orientado en mejorar el funcionamiento del cerebro y ayudar a los estudiantes a que aprendan a usarlo bien. Pero para cumplir esta función es indispensable conocer como funciona el cerebro cuando está aprendiendo, cuáles son las condiciones en que aprende mejor y proporcionar estas condiciones a los estudiantes. De allí nace la relación entre cerebro y educación, que no es otra cosa que aplicar las neurociencias en el aula.
Es lamentable que muchos docentes enseñen sin tener idea como aprenden sus estudiantes. Esto era comprensible cuando el único apoyo que existía eran las teorías de la psicología conductista; pero ahora estamos frente a una nuevo paradigma, gracias a los avances que ha experimentado la investigación en neurociencias en los últimos 25 años.
¿Cómo se vincula el cerebro en el aprendizaje?
El aprendizaje es un cambio que se produce en el cerebro, que permite que sigamos aprendiendo. Es una necesidad biológica e inevitable. Según James Zull "enseñar es el arte de cambiar el cerebro, al menos, crear las condiciones para que el cerebro de nuestros estudiantes cambie". Los estudiantes, muchas veces a pesar de sus profesores, están continuamente aprendiendo, solo que no siempre lo que sus profesores quieren que aprendan.
¿Cómo motivar a los estudiantes?
La motivación consiste en transformar las emociones en acción y es efectiva cuando va acompañada o promete algún tipo de recompensa. La neurobiología de la motivación entrega herramientas muy valiosas para entender como funciona en los niños y que importancia tienen los premios y castigos para generar o no la motivación intrínseca.
¿Qué rol juega el estrés?
Es muy importante en el aula, asociado con el nivel de exigencia un ambiente de "alerta relajado" que facilita que fluya la motivación. Esto significa someter a los estudiantes a desafíos, resolución de problemas de dificultad moderada (lo que le gusta mucho al cerebro) y en ausencia de miedo o ansiedad. Tanto la ausencia de estrés, como su exceso son perjudiciales para el aprendizaje, lo que se debe evitar la rutina y el aburrimiento, por una parte, y las amenazas o amedrentamiento, por otra.
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